19/1/13

“MENTES SUPERIORES”


Louise M. Alcott, la popular novelista norteamericana del siglo pasado, refería una anécdota ejemplar acerca de su contemporáneo y compatriota Ralph Waldo Emerson. Contaba la escritora que en cierta ocasión se incendió la casa del eminente filósofo, en Concord, New Hampshire, siendo pasto de las llamas su valiosísima y muy amada biblioteca, en la que había libros irremplazables y manuscritos de obras que preparaba el filósofo. Al saber la desgracia, la señora Alcott, quien vivía en la misma ciudad, corrió afligida al lado de su amigo, para manifestarle su pesar por lo ocurrido. Para su asombro, encontró al gran hombre, al que suponía desolado, sumamente tranquilo, contemplando la violenta llamarada que consumía sus libros, sus escritos y su casa. Hubo un destello de travesura en las pupilas de Emerson cuando saludó a su amiga y le dijo con admirable sentido del humor: “Querida Louise, no podrás negar que la hoguera es algo espléndido. Gocemos de su resplandor. Es lo menos que podemos hacer, ya que tan cara me cuesta su belleza”.

Otro famoso personaje que supo sobreponerse de inmediato a los efectos y pérdidas de un incendio fue Thomas Alva Edison, el inventor memorable. El fuego destruyó el laboratorio y los talleres que poseía en West Orange, y que eran el fruto de toda una vida de trabajo. Edison contaba ya sesenta y siete años de edad; pero su espíritu era el de un joven entusiasta. Sin perderse en lamentaciones estériles, el sabio comentó a un grupo de periodistas que junto con él observaban la voracidad de las llamas al empezar la noche: “Amigos míos, esperemos que para mañana temprano se hayan enfriado las cenizas, pues debo empezar a levantar las nuevas instalaciones”.

Tanto Emerson como Edison demostraron ser hombres positivos, superiores ante la adversidad que a otros menos fuertes habría anonadado. Ambos fueron dignos de su inmenso talento, de su confianza en sí mismos y de su gran riqueza espiritual.



Tomado del Libro “Vivir en Grande “. Autor Desconocido.