22/4/10

LA VERDADERA RIQUEZA

Donde indolentes y pesimistas se estancan en la inacción, la incertidumbre y el fracaso, el entusiasta piensa, lucha, imagina y crea, encuentra el camino que lo conduce a una vida mejor.
La persona de mentalidad bien orientada se sobrepone a las tribulaciones y no se deja llevar por la desesperación y el fatalismo.
El hombre sensato, animoso y dueño de sus emociones, sabe que por difícil que sea la situación por la que este pasando, a fin de cuentas el saldo de la vida le es favorable.
La verdadera riqueza de un hombre o de una mujer no consiste en el dinero y otros bienes materiales que puedan poseer, muchas personas habitan en palacios y son más pobres que quienes carecen de un techo donde cobijarse. Existe una Ley superior que priva del verdadero gozo y de sus plenas facultades a quien atesora, pues la avaricia le coloca al nivel de la miseria.
La auténtica riqueza de un ser humano radica en su aptitud para ser feliz, la cual puede desarrollarse, en su presencia de ánimo para ser superior a los contratiempos que a veces trae la vida, y en su capacidad para anotarse éxitos y obtener bienes materiales, pero también bienes espirituales.
Luche por alcanzar aquello que le queda por vivir. Sea sagaz. Evite lamentarse por los errores pasados. Olvídelos y siga adelante. Hágalo. Y propóngase nuevas metas, metas que le iluminen e impulsen, que rescaten para usted el espléndido sabor de la existencia.
Y recuerde siempre, que el hombre superior no se deja dominar por la soledad, la tristeza y los retos que presenta la vida.