Los obstáculos que dificultan nuestra marcha hacia la meta nos proporcionan espléndida ocasión de ejercitar el talento y la voluntad.
Es más, lo que llamamos fracaso representa, para ciertos hombres, pasos adelante en la realización de su objetivo.
Thomas Alva Edison trabajaba en uno de sus inventos en cuyo anhelado logro le habían fallado numerosas tentativas. Llegó entonces a entrevistarle un joven periodista, quien le disparó esta pregunta: “Señor Edison, ¿Qué siente al haber fracasado tantas veces en este proyecto? “, a lo que el sabio repuso con presteza: Se equivoca usted, mi amigo, no he fracasado todas esas veces. Al contrario. Ha sido un éxito descubrir múltiples maneras que no me sirven para mi invento, y poder descartarlas. Lo que significa que estoy más cerca de hallar la solución.
Quizá usted argumente que esa forma de pensar está bien para Edison, que sin duda era un genio. De acuerdo. Pero permítame decirle que existe la sólida idea de que el genio es, ni más ni menos, el premio que los dioses conceden a la paciencia sin limites, la tenacidad y al intenso trabajo.
Como dijo Lloyd C. Douglas:
Todo lo que de importancia he podido adquirir de la vida lo he conseguido merced a los obstáculos que he encontrado en el camino. Así le ha sucedido al ser humano a lo largo de su historia. La oscuridad acabó por producir la lámpara. La neblina trajo la brújula. Las necesidades culminaron en el progreso.
Lo que es una realidad es que a pesar de las circunstancias dolorosas y de la adversidad, el destino del hombre es el triunfo y la dicha que se conquistan con el esfuerzo.
“Todo ser humano sufre eventualidades hostiles. Pero el hombre positivo no fácilmente se arredra ante ellas. Se reconoce íntimamente superior a los contratiempos. Sabe que hasta los grandes campeones pierden alguna vez. Y sabe también que si un corredor cae, se levanta de inmediato y prosigue su carrera, es como si no hubiese caído. Sufre claro esta, el decaimiento de la derrota. Pero conoce la forma de sobreponerse.
Como dijo Napoleón Hill, autor del clásico libro “Piense y hágase rico”
“A todo contratiempo corresponde un beneficio equivalente o mayor”
O como dice el poeta argentino Pedro Baldomero Palacios, más conocido como “Almafuerte”, en uno de sus poemas:
No te des por vencido, ni aun vencido,
No te pienses esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya malherido.
Artículo tomado del libro “vivir en grande” Autor anónimo